Cuaresma en San Lorenzo

Normas de Ayuno y Abstinencia

1. El nuevo Código de Derecho Canónico nos recuerda que todos los fieles de Cristo tienen la obligación de hacer penitencia. Esta obligación surge en imitación de Cristo mismo y en respuesta a su llamado. Durante su vida en la tierra y en su ministerio público, Nuestro Señor realizó penitencia voluntaria. Invitó a sus seguidores a hacer lo mismo. La penitencia a la que invitó implica una participación en su propio sufrimiento, una expresión de conversión interior y una forma de reparación por el pecado. Es un sacrificio personal hecho por amor a Dios y al prójimo. Por lo tanto, si queremos ser fieles, como cristianos, al espíritu de Cristo, debemos practicar alguna forma de penitencia.
   
   
2. Para que todos estemos unidos con Cristo y entre nosotros en una práctica común de penitencia, la Iglesia establece ciertos días penitenciales. En estos días, los fieles deben dedicarse de manera especial a la oración, la autodisciplina y las obras de caridad. Estos días no están diseñados para limitar o aislar la penitencia, sino para intensificarla en la vida del cristiano a lo largo del año.
   
   
3. La Cuaresma es el tiempo tradicional de renovación y arrepentimiento en Cristo. El Código de Derecho Canónico reafirma esto. También prescribe que el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo deben observarse como días de ayuno y abstinencia. El ayuno significa que la cantidad de alimento que consumimos se reduce considerablemente. Para los miembros de la Iglesia Católica Latina, las normas sobre el ayuno son obligatorias desde los 18 hasta los 59 años. Al ayunar, se permite consumir una comida completa y dos comidas más pequeñas que, juntas, no equivalen a una comida completa. Las normas sobre la abstinencia de carne obligan a los miembros de la Iglesia Católica Latina a partir de los 14 años. Los miembros de las Iglesias Católicas Orientales deben observar la ley particular de su propia Iglesia sui iuris. Se exhorta a los sacerdotes y a los padres de familia a fomentar el espíritu de penitencia entre los más jóvenes, aunque no sean sujetos de esta ley.
   
   
4. Dado que cada viernes conmemora la crucifixión de Nuestro Señor, también se establece como un día penitencial especial. Sin embargo, la Iglesia no prescribe que se deba comer pescado los viernes. Nunca lo ha hecho. La abstinencia siempre ha significado renunciar a la carne, no sustituirla con pescado. Lo que la Iglesia sí requiere, de acuerdo con el Código de Derecho Canónico, es que sus miembros se abstengan de comer carne los viernes.
   
   
5. En conformidad con el espíritu de la Iglesia universal, se nos recuerda la obligación de la penitencia de los viernes. Además, durante este tiempo de Cuaresma, podemos hacer un esfuerzo adicional para nuestro bienestar espiritual mediante:
   a) abstenernos de algún otro alimento o bebida que nos guste;
   b) hacer un esfuerzo especial en la oración familiar, participar en la Misa, visitar el Santísimo Sacramento o rezar el Vía Crucis;
   c) hacer un esfuerzo especial por ayudar a los pobres, enfermos, ancianos o personas solas;
   d) hacer un esfuerzo especial por visitar a los enfermos en el hospital, a los ancianos y a los encarcelados.
   
   
6. La forma de penitencia que adoptamos cada viernes es una elección personal y no tiene que ser la misma cada semana. No realizar esta penitencia un viernes en particular no constituye un pecado. Sin embargo, la penitencia es parte de la vida de todo cristiano, y la intención de hacer penitencia los viernes es una obligación en memoria de la pasión y muerte de Nuestro Señor.